En este viaje Yo ya he pasado Mi penitencia, cual Robert De Niro escalando la cascada en la película «La Misión». Por eso, he decidido que tengo la suprema autoridad moral y espiritual para evangelizar a los paraguayos en ciertos aspectos que Me han chocado.
- Idioma. Los paraguayos tienen una lengua oficial, además del castellano: el guaraní. Es un idioma que hace que el euskera parezca una lengua romance. Imaginad que os metéis tres mantecados de la Jijonenca y una bola china (sí, de esas) en la boca, os tumbáis boca arriba, os tapáis la nariz y cantáis «La Barbacoa». Así suena el guaraní. Sin embargo, una vez tuve que preguntarle una cosa a un paraguayo, y le pedí que Me hablara en español, porque Mi guaraní estaba un poco oxidado. Tras varias palabras, le pedí que volviera a hablarme en guaraní.
- Transporte. Es genial que se desplacen en moto, como en Nueva Delhi. Hay miles de ellas por todas las ciudades. Sin embargo, considero que más de dos personas (y algún que otro perro) en una misma moto no es una buena idea.
- Comida. Ay, el otro día pregunté cuál era la comida típica de Paraguay, y Me respondieron que «la milanesa» (es decir, el filete empanao de toda la vida). Aquí también hay mucho que evangelizar, porque no puede ser que a un país tropical del sur le falte tanta creatividad culinaria.
- Música. El otro día, en un autobús, decidí emular a Jeremy Irons en «La Misión» y darles a conocer la hermosa melodía de la película. Como no tenía un oboe a mano, Me puse de pie y la canté acapella, con una deliciosa entonación que sólo podía provenir de un rayo divino directo sobre Mis cuerdas vocales. Todos los pasajeros se miraron entre sí, y pusieron tres canciones reggaeton de tres móviles distintos, cada uno compitiendo en volumen con el otro. El Señor, no obstante, Me insufló un poco de paciencia en Mi espíritu, y Mi siguiente paso fue grabar 100 copias de «The Dark Side of the Moon», de Pink Floyd (una por cada 10.000 habitantes o menos) y repartirlas al azar por estaciones de buses, mesones y bancos. Lo de «El Mago de Oz» lo dejamos para otra fase de la evangelización.
- Las paraguayas. Entré al país pensando que todas las mujeres eran como la hinchá (tilde intencionada) Larissa Riquelme y su famoso móvil, un pozo sin fondo de pecado y tentación, pero la verdad es que aquí no hay nada que evangelizar. Las paraguayas son muy simpáticas, y te (¿me?) saludan a cada momento. De hecho, los paraguayos, en general, son muy amables y bienintencionados. Son serviciales, te ayudan con las direcciones y si no saben algo, en general, te lo dicen y no te envían a una zona inhóspita de la ciudad sólo por no quedar mal. De hecho, ahora que lo pienso, tal vez son ellos los que me tengan que evangelizar a mí.
En cualquier caso, si alquien os pregunta: «¿Sabes algo de Oli? ¿Qué está haciendo?», decidle que estoy de misionero por estas tierras.
4 comentarios para “El misionero”
Ahora cuesta pensar que Paraguay fuera un país rico en cultura y sabiduría ancestral, incluso una potencia económica y militar antes de la guerra que sostuvo contra Brasil, Argentina y Chile, y que prácticamente aniquiló a toda su población masculina: http://goo.gl/oZi8k. Eso y las posteriores dictaduras, dejaron totalmente consumido y aislado a este país. Pero probablemente, en tiempos previos a la llegada de los señores Robert de Niro y Jeremy Irons, el pueblo guaraní, fue conocedor de su naturaleza y el mundo, en un grado superior al de la mayoría de los países, hoy civilizados.
La música originaria de ese país, y de una sensibilidad muy próxima a la andina, son las llamadas, guaranias, que personalmente considero hermosísimas: http://www.musicaparaguaya.org.py/index1.html. Un ejemplo, mitad en español y mitad en guaraní: http://goo.gl/FfmYQ
La gastronomía americana, en general, es bastante limitada (desde luego, ni punto de comparación a la variedad y recursos mediterráneos), salvo el caso apabullante de México. Paraguay es un país modesto y pobre, pero las milanesas son típicamente argentinas. Lo más paraguayo es la chipa: http://es.wikipedia.org/wiki/Chip%C3%A1.
Y bueno, al menos, sus gentes son simpáticas y hermosas por dentro. :-)
Sí, la chipa es lo más típico por aquí…
Mil gracias por tu aportación, tienes razón en casi todo (también son hermosas por fuera). Cómo me hubiera gustado darme un paseíco contigo por estos parajes. Lástima que el tiempo no nos ha acompañado. ¡Un abrazo!
OLI I7O
¿Quién sabe, amigo? Puede que en otra ocasión cercana lo podamos hacer.
Un abrazo fuerte.
Está bien de vez en cuando leer una entrada con ironía y sentido del humor (que se nota desde el cariño), la vida (y el viaje) también es eso.
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