Cuando el sol sale en Tegucigalpa, revela rincones que uno no creía que pudieran existir aquí, una ciudad donde la violencia monopoliza conversaciones de lugareños y foráneos. Podría enseñar la catedral, los cerros que rodean la ciudad (que la llaman «el hoyo») o la vida en la calle, pero os quiero enseñar este oasis.
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