Ya os conté que Perú tiene desiertos de impresión. Realmente es uno de los tres princpales climas dominantes del país: costa (desierto), sierra (los Andes) y selva (el Amazonas).

Lo que veis arriba es la Iglesia del Carmen, en Trujillo. No he podido verla por dentro, porque debido a su altar de oro, la iglesia tiene un acceso restringidísimo (abren para la misa ordinaria a las 6:00 y ya). Pero toda la ciudad se me ha hecho manejable y agradable, incluso en las zonas menos turísticas.

Ayer fui a Las Huacas (no confundir con waka-waka), unos restos arqueológicos mochicas con muchas similitudes con Teotihuacán (los templos del Sol y la Luna, los pisos construidos sobre sí mismos…) Las Huacas, además, está al pie del Cerro Blanco, una espectacular montaña que los mochicas consideraban sagrada.

En la excavación, se aprecian perfectamente los niveles de construcción. Los mochicas renovaban cada 100 años los pisos del templo, volviendo a construir otro con los mismos motivos y decoraciones. Como digo, se aprecia perfectamente cada nivel de construcción. Es uno de los sitios más fabulosos que he visto, sinceramente.

En pocos días, después de pasar por Ica, abandonaré este fascinante desierto hacia los Andes. La ruta será: Casma (donde me encuentro), Lima, Ica, Ayacucho, Cuzco, Macchu Pichu y más cosicas que iremos viendo juntos.