Vamos, que hay mucho que contar. De hecho, voy a dejar sin contar mi salida de Colombia hacia Ecuador, donde me encuentro actualmente. Lo primero que uno piensa al llegar a este país es en el ecuador, la línea que divide la Tierra en hemisferios. Así que, al llegar a Quito, me fui a un pueblo llamado Mitad del Mundo, donde se encuentra el monumento al ecuador. Consiste en un complejo de edificios (con un planetario, un museo de insectos y otros pequeños museos de arte) concebido para que la gente se haga fotos sobre la línea, un pie en cada hemisferio, y poco más. Ya os las enseñaré en la página de Facebook.
Sin embargo, lo interesante está saliendo de ese recinto (que merece poco la pena, la verdad), y caminando unos 15 minutos hacia la izquierda en la carretera general. Se trata de Inti Ñan, el museo «serio» del ecuador. Ahí nos hacen una introducción etnológica de los indígenas que ya conocían las propiedades de vivir en esta línea, y nos cuentan su modo de vida. Y luego, pasas a la zona de experimentos que sólo puedes hacer en el ecuador, tales como caminar haciendo equilibrios sobre la línea (¡qué difícil es!), comprobar el sentido del desagüe según en qué parte del hemisferio estás (¡alucinante!) y colocar un huevo de pie sobre la línea misma del ecuador.
Me lo pasé pipa, y aprendí cosas de geoastronomía muy interesantes, ya que lo estás viendo ahí. La entrada son 3$ USA, más 1$ merecidísimo para el guía. Al final, te dan un diploma muy gracioso.
Por cierto, si bien tengo entendido, hoy hay eclipse de luna total en España. Creo que por aquí no se verá. Ahorita lo compruebo. […] Ah, pues sí se verá.
Como dije, estoy en Quito. Pensaba evitar esta ciudad, y me he quedado tres días. Es realmente preciosa. No en vano, es la Ciudad Americana de la Cultura 2011, y patrimonio universal desde hace unos años. Hay muchísimo por ver, incluso si solamente quieres dejarte llevar por las calles (aunque aún hay zonas que requieren prudencia) y hablar con los amabilísimos quiteños.
Así pues, hoy voy a explorar en profundidad sus calles y negocios (cuya cartelería respeta perfectamente la estética de las fachadas históricas), y preparar mi camino hacia la costa. ¡Ah! Otro apunte: aquí ya empieza a notarse más frío que en el tramo anterior de mi viaje. Es lo que tienen, los Andes.
5 comentarios para “En la mitad del mundo”
«Ahorita lo compruebo»… Hasta te está cambiando el habla (bueno, la escritura) este viaje. Cambios externos, cambios internos.
Dos cosas, amigo Oli, además de alegrarme te la prosecución de tu extraordinario viaje: primera, siempre me ha llamado muchísimo la atención lo del agua, que hace círculo en un sentido o en otro según a qué lado estés de la línea (yo no he estado, pero lo he visto en la tele); segunda, qué envidia me ha dado leer eso de que Quito es una ciudad tan hermosa y pensar que estoy tan lejos, que nunca iré… (esta tarde estoy un poco tristón). Enhorabuena, Oli. ¡Adelante! Salud(os).
Muy interesante lo que cuentas. Pero no te dejes engañar por lo del sentido del desagüe, es un fraude (¡lo siento!). El que te lo enseña o te engaña, o se engaña a sí mismo y luego engaña a los demás. Mucha gente lo cree, igual que muchos creen que su futuro depende de las rayas de la mano.
Te comento: se supone que se debe a la fuerza de Coriolis. Esta fuerza es la responsable de los remolinos que se observan en las nubes del mapa del tiempo entre otras cosas. PERO en el ecuador la componente lateral de esta fuerza tiende a cero (o sea, que no forma remolinos, ya que es despreciable y cualquier movimiento dado estratégicamente con la mano, o a la hora de quitar un tapón es varios millones de millones de veces más importante).
Por otro lado, el efecto Coriolis sólo es importante si el objeto se desplaza una gran distancia. Normalmente los «experimentos» (nótense las comillas) que se hacen para mostrar la dirección del desagüe a los turistas no se hacen en barreños de varios kilómetros de ancho, por lo que tenemos otro elemento que hace aún más despreciable el efecto de estar en un hemisferio y otro.
Por si lo quieres ver contado por otra persona, aquí te dejo otro enlace (de muchos de los que desmienten este fenómeno).
Otra forma más de demostrártelo (y esta es muy divertida): se pasaron varias décadas haciendo este experimento a uno y otro lado de la línea que separa el hemisferio norte del sur. Sin embargo, en los últimos años, y con las nuevas tecnologías, se descubrió que esa línea está a 240 metros del verdadero ecuador (!). Me pregunto cuál será la cara que se les habrá quedado a quienes que hacían dichos experimentos para turistas… y si los experimentos actuales se hacen a uno y otro lado de la línea antigua o de la verdadera.
Por cierto, lo del huevo tampoco me lo creo, seguro que tiene truco (y una vez más, la línea sobre la que se pone el huevo ¿es la verdadera o es la que está a 240 metros de la auténtica?).
Con este comentario ya termino (lo siento, es que, como físico, me ha tocado la parte sensible). Si de verdad quieres notar el movimiento de la Tierra y ver cómo cambia el sentido de giro de algo que se desplaza sobre un hemisferio y otro, lo que necesitas es un péndulo de Foucault.
El extremo de un péndulo de Foucault, en sus múltiples balanceos, sí que recorre una cantidad no despreciable de distancia (que pueden ser kilómetros, aunque el péndulo sólo tenga cinco metros de longitud; al contrario de la distancia que recorren las distintas moléculas de agua en un barreño). Pero este péndulo no te funcionará si estás muy cerca del ecuador (por lo despreciable que es el efecto Coriolis en esta zona, como dije), ya que su velocidad angular es igual a la de la Tierra (que ya es lenta) multiplicado por sen(latitud). Si latitud = 0, entonces, como sen(0) = 0… resulta que la velocidad angular del péndulo de Foucault también es nula y no gira.
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