Que sí, que sí. Que el glaciar Perito Moreno, en la localidad de El Calafate, es tan turístico como las cataratas del Iguazú o el Machu Picchu, y que, por querer evitar atracciones masificadas y localidades resortizadas, este lugar no estaba en mi lista de objetivos a visitar… hasta que alguien me dijo: «Si es turístico, por algo será, ¿no?»
Pues ese algo no es poco. El glaciar Perito Moreno, niño mimado del Parque Nacional de los Glaciares, y uno de los dos únicos en constante avance de sudamérica, es una lengua de hielo con un frontal de 5 km y una altura de 80 m, cuyo perenne crujido, como cuando lanzas un cubito de hielo al agua caliente (pero multiplicado por un millón de millones) desemboca en la caída de gigantescos bloques de hielo que se zambullen en cámara lenta, en el lago Argentino, provocando un estrepitoso y estridente estruendo (y su posterior ola expansiva, casi tsunámica) y es, en definitiva, un espectáculo que merece mucho la pena.
Pensé que la masificación restaría espectacularidad a Perito Moreno, pero lo cierto es que el ambiente zen que se respira es contagioso. Uno puede observar en silencio durante horas esa imponente masa de hielo que no para de avanzar, esperando el premio gordo de ver un bloque caer, y darse cuenta de por qué lugares como este son tan turísticos.
2 comentarios para “Perito Moreno, por algo será”
Me alegra mucho que no te hayas perdido este impresionante espectáculo natural, Pablo. Leyéndote renovaba el deseo de volver a estar allí esperando ese premio gordo. O simplemente contemplando la helada belleza del lugar. Un abrazo.
Experiencias maravillosas para guardar en el archivo de la memoria, que dan aliciente a la vida futura. Estamos contigo in mente.
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