Hace hoy nueve meses que empezó este viaje, en México DF. No mucho después de aquel día, rendí un pequeño homenaje a la madre, a mi madre, a través de un monumento de la ciudad.
Mi viaje empezaba a gestarse. Siempre pensé que el fruto de mi vientre nacería prematuro, y sinceramente, al principio no confiaba en llegar tan lejos. Tres meses, a lo sumo cuatro, pensaba que aguantaría, y me imaginaba al neonato durante varios meses más en una incubadora, con tubos por todas partes, luchando por salir adelante.
Sin embargo, empecé a sentir un gran amor por lo que hacía: viajar, hasta el punto en que viajar se convirtió en una forma de entender la vida. El resto de la historia, resumida, ya la conocéis: atravesé Centroamérica, Sudamérica, llegué hasta el sur, volví a recuperar (mi camino hacia) el norte, y aquí estoy, de nuevo en México DF, donde empezó todo, en la misma casa, en la misma mesa, a esa hora en la que unos y otros (quien más, quien menos), duermen a ambos lados del Atlántico.
Después de un doloroso parto, el bebé ya está entre mis brazos. Ha nacido sano. De momento no interactúa mucho, pero es risueño y se le ve con carácter. Espero poder presentároslo pronto, y que pueda enriquecerse de vosotros, como yo me he enriquecido de él durante estos meses. Creo que esta nueva criaturica os va a gustar.
2 comentarios para “El parto”
Felicidades al nuevo Olicito, ¿de qué color tiene los ojos? :)
El color de los ojos no lo sabemos, pero de que estarán pletóricos de todo lo que han visto a través del ancho mundo, de eso estamos más que seguros.
Un abrazo al que regresa en breve.
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